Ornamento y Delito
Un comentario que me dejó la petite genie en el artículo que hice a raíz de la desaparición de la escultura Athenea, (y que hablaba del hacer grafitis en los muros como forma de apropiarse de algo) me hizo recordar estos párrafos del libro del arquitecto Adolf Loos "Ornamento y Delito":
(...)
El niño es amoral. El papúa también lo es para nosotros. El papúa despedaza a sus enemigos y los devora. No es un delincuente, pero cuando el hombre moderno despedaza y devora a alguien entonces es un delincuente o un degenerado. El papúa se hace tatuajes en la piel, en el bote que emplea, en los remos, en fin, en todo lo que tiene a su alcance. No es un delincuente. El hombre moderno que se tatúa es un delincuente o un degenerado. Hay cárceles donde un 80 % de los detenidos presentan tatuajes. Los tatuados que no están detenidos son criminales latentes o aristócratas degenerados. Si un tatuado muere en libertad, esto quiere decir que ha muerto unos años antes de cometer un asesinato.
El impulso de ornamentarse el rostro y cuanto se halle alcance es el primer origen de las artes plásticas. Es el primer balbuceo de la pintura. Todo arte es erótico.
El primer ornamento que surgió, la cruz, es de origen erótico. La primera obra de arte, la primera actividad artística que el artista pintarrajeó en la pared, fue para despojarse de sus excesos. Una raya horizontal: la mujer yacente. Una raya vertical: el hombre que la penetra. El que creó esta imagen sintió el mismo impulso que Beethoven, estuvo en el mismo cielo en el que Beethoven creó la Novena Sinfonía.
Pero el hombre de nuestro tiempo que, a causa de un impulso interior, pintarrajea las paredes con símbolos eróticos, es un delincuente o un degenerado. Obvio es decir que en los retretes es donde este impulso invade del modo más impetuoso a las personas con tales manifestaciones de degeneración. Se puede medir el grado de civilización de un país atendiendo a la cantidad de garabatos que aparezcan en las paredes de sus retretes.
En el niño, garabatear es un fenómeno natural; su primera ma�nifestación artística es llenar las paredes con símbolos eróticos. Pero lo que es natural en el papúa y en el niño resulta en el hombre moderno un fenómeno de degeneración. Descubrí lo siguiente y lo comuniqué al mundo: La evolución cultural equivale a la eliminación del ornamento del objeto usual. Creí con ello proporcionar a la humanidad algo nuevo con lo que alegrarse, pero la humanidad no me lo ha agradecido. Se pusieron tristes y su ánimo decayó. Lo que les preocupaba era saber que no se podía producir un ornamento nuevo. ¿Cómo, lo que cada negro sabe, lo que todos los pueblos y épocas anteriores a nosotros han sabido, no sería posible para nosotros, hombres del siglo XIX? Lo que el género humano había creado miles de años atrás sin ornamentos fue despreciado y se destruyó.
(...)
¿Somos niños? ¿Somos papúas? ¿O somos hombres modernos?
Ojo. Que para Loos el salvaje no es un ser primitivo o inferior. Es un hombre de su tiempo, que inventó el tatuaje para construir su mundo. Para el papúa el tatuaje no es una moda. No es un aparentar. El tatuaje, para el papúa, tiene un sentido y una importancia que nunca tendrá para el hombre moderno.
2 Comentarios:
Encontrar este blog ha sido un gran descubrimiento, los temas se ven muy interesantes y hay una gran cantidad de información.
Acerca de Athenea...
Hace mucho tiempo que he observado ese conjunto escultórico, sin conocer su historia, encontrarlo acá hoy, me ha generado un contraste de sentimientos, por un lado una alegría al conocer más sobre su creación, y una evidente tristeza al descubrir como se destruye otro edazo del legado de esa tremenda escuela que fue la católica de valparaíso de Girola, Cruz y Iomi.
saludos y estaremos constantemente por estos lares.
Te invito a visitar el siti web de mi taller
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y el nuevo sitio que estamos preparando
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saludos
Es más que interesante leer "Ornamento y delito" y en este momento se me viene a la mente una consideración de Hermann Hesse en una novela: "Cada época, cada cultura, cada costumbre y tradición tienen su estilo, tienen sus ternuras y durezas peculiares, sus crueldades y bellezas; consideran ciertos sufrimientos como naturales; aceptan ciertos males con paciencia". Sin duda somos hombres modernos, aunque algunos manifiesten una triste regresión, quizás perteneciente a otro tiempo. Este extravio entre dos epocas también se ve en el otro sentido: un espiritu adelantado que sufre asfixiado nuestra generación...
Muy buen blog, estaremos visitando otra vez.
¡Saludos!
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