Imagen Aleatorias ARQUITECTURA: €œExtensión orientada que da cabida, a los actos y oficios humanos, para que estos esplandezcan como en fiesta. /Fabio Cruz.

jueves, marzo 30, 2006

Al borde de la oscuridad...


Claudio Girola. "Mujer sentada". Yeso. 1944
(Fuente: archivo fotográfico Claudio Girola).


Solo una luz hay en toda la casa. La fría luminosidad de la pantalla se refleja en mis manos que se mueven sobre el teclado, dándoles una apariencia espectral. Nadie salvo yo está despierto. La oscuridad oculta todo lo que me rodea y casi parece absorberme. Los límites difusos de mi mundo los marcan los desperfilados objetos del escritorio y el zumbido interior del ordenador. Afuera, los ruidos de la calle no cesan a pesar de estar tan avanzada la noche. Motores y automóviles retumban en mi cuarto con ecos que acrecientan mi soledad.
Miro fijamente la pantalla, y en ella se despliegan múltiples imágenes. Sólidos edificios barrocos y majestuosas pirámides se mezclan con antiguas fotografías de frágiles y amórficas construcciones de madera. También aparecen varios cuadros con figuras de cuerpos de metal retorcido y volúmenes de yeso blanco. Estas se unen brevemente al pequeño caos de fotografías que pueblan mi pantalla, pero luego desaparecen en sendas carpetas bajo títulos tan sintéticos como “Escultura Concreta Nº 2”, “Hospedería del Errante” o “Pirámide de Teotihuacan”.
Seleccionar estas fotografías desde mis archivos no debería tomar mucho tiempo, pero los recuerdos de todas estas imágenes afloran y se atropellan. Son arrastrados por cada imagen a medida de las voy deslizando y ordenando con el cursor, haciendo que todo el proceso se vuelva mas pausado y lento. Esto termina por dilatar el inicio del escrito hasta más entrada la noche.
Finalmente dejo de rememorar. Me reclino levemente sobre la silla, e intento hacerme el ánimo necesario para redactar algo de mi ensayo. Pero la brusquedad de los recuerdos me ha desorientado, el cansancio y el sueño aparecen, y ya comienzan a dolerme los ojos, las manos y los hombros. Me doy por vencido. Me levanto, pero un instante antes de encaminarme hacia la cama, una reflexión fugaz me detiene y me vuelca sobre el teclado. Las palabras se suceden ininterrumpidamente y la columna de texto va creciendo minuto a minuto, ensimismándome, hasta que ya no oigo los ruidos de la calle, no siento el dolor de mi cuerpo, ni la pesadez de la oscuridad.

1 Comentarios:

At 31/3/06 7:39 p. m., Blogger Antonio Velasquez escribió...

Ah! muy buena descripción de algunas de esas noches de trabajo, cuando finalmente la tarea nos posee hasta el momento de verse completa.

Saludos!

 

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